Es curioso ir por ahí y que lo primero que la gente te mire sea la barriga. Después si eso te mirará a
la cara, pero lo primero es lo primero.
Hasta que la embarazada no he sido yo, no
me he puesto a pensar en el efecto imán que puede tener una barriga. Este efecto tiene diferentes aspectos:
1. Imantación de miradas (ya explicado arriba).
2. Atracción de caricias: jamás en mi vida han acariciado más mi
barriga. ¡Ojo! Hablo tanto de gente conocida como no. No lo digo porque
me moleste, yo también lo he hecho, pero a una amiga o familiar, no a cualquiera. Nunca me había parado a pensar
que tantas manos pasarían por mi barriga. A la
gente le gusta tocar...
3. Necesidad de un espacio vital: cuanto más barriga es más fácil que te
den, eso está claro... Pero a veces te preguntas en qué piensa la
gente... He ido al super con las manos haciendo hueco
alrededor de mí y es que por mucho espacio que hubiera en un pasillo, muchas veces la
gente anda hacia mi, embobados, mirando las estanterías o mientras están inmersos en una interesantísima conversación sobre cualquier chuminada (¿para qué van a mirar por dónde van?). Ante la proximidad de la gente y si no puedo sortearla tengo que soltar un: "¡cuidado!". Entonces la gente despierta de su
trance dando paso a la "imantación de miradas", es decir, mirar mi
barriga, expresar sorpresa y mirarme la cara para con rapidez moverse
hacia el espacio vacío del pasillo (porque sí, esto me ha llegado a pasar en pasillos completamente vacíos).
En fin... Son cosas que me dan por pensar.