Es triste, pero sí. Nuestro mundo está roto, y no se arregla con simple celo ni pegamento.
Realmente creo que hay personas con don de liderazgo, con capacidades de dirección sobre un país. Pero una cosa es tener poder y otra muy distinta es sentirse poderoso. Tocar esa emoción puede descontrolar al hombre, corromperle. Y al llegar a esa posición deseada se cree indestructible.
No dudo de los "buenos deseos" de la mayoría de políticos, pero sí de cuánto duran una vez que acceden al poder o tienen posibilidad de hacerlo si sus deseos se ven "un poco" modificados.
En fin, a ver como se arregla este jarrón donde vivimos... Porque no veo el momento en que sea capaz de llevar flores.
Saludos otakus.
Pocas esperanzas quedan si elegimos para que nos gobierne a una tropa que tiene entre sus filas más de 200 imputados por corrupción. Así nos va.
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